Cuando un propietario decide reformar su vivienda, sobrevuelan su cabeza varios temores. Entre ellos, que se alargue en el tiempo, que el resultado no sea el deseado o que su hogar acabe hecho un desastre. Estos miedos nacen de la desconfianza en el profesional que ha contratado para la reforma.
De todos ellos, el más temido es la suciedad. El polvo, los escombros y las manchitas de pintura son un factor de riesgo en cualquier reforma. Por eso, un auténtico profesional de las reformas debe cuidar al máximo la limpieza mientras trabaja. Eso le hará ganarse la confianza y recomendación de sus clientes.
En este artículo te damos algunos consejos para mantener la reforma como una patena. Recuerda que lo que para ti es solo un lugar de trabajo, para tu cliente es su hogar. ¡Cuídalo!
No lo dejes pasar
Lo primero es lo más obvio. ¡No lo dejes pasar! El momento para tomar medidas de limpieza es antes de comenzar la reforma, no después. ¿Qué puede pasar si lo vas dejando?
En primer lugar, obligarás a tu cliente a vivir en un entorno cargado de polvo y suciedad. Incluso si se ha mudado a otro lugar mientras duran los trabajos de reforma, tendrá que soportar ese ambiente en cada visita. ¡Sé más profesional con quien te paga!
En segundo lugar, te condenarás a ti mismo a una limpieza final mucho más larga y dura que puede prolongarse durante varios días. Ese es un tiempo que no le dedicas a otros clientes y que, por tanto, dejas de facturar.
Apúntate estos trucos
Si ya te has concienciado de lo importante que es mantener la limpieza durante la reforma, aquí tienes unos cuantos trucos para lograrlo.
Cubrir y apartar
Saca de la habitación (o el inmueble) donde vayas a realizar la reforma todos los enseres que puedas. Cuantos menos elementos estén expuestos, mejor. Si no dispones de un almacén donde guardarlos, puedes optar por trasteros por días. Son mucho más económicos de lo que piensas.
En el caso de que no puedas sacar de la vivienda los muebles, ponlos en un lugar seguro (por ejemplo, el centro de la habitación). Una vez ahí, cúbrelos con telas, mantas o plástico para protegerlos de las manchas. Elijas el material que elijas, no olvides sujetarlo todo bien con cinta americana para que no se resbale.
Y recuerda que no solo debes cubrir los muebles. También los electrodomésticos, las encimeras, los sanitarios y cualquier otro elemento fijo de la casa: rodapiés, barandillas, esquineras, enchufes e interruptores.
Para los suelos, puedes emplear cajas de cartón. Son fantásticas porque, además de ser una barrera contra la suciedad, amortiguan posibles caídas de muebles y herramientas, evitando que se dañe la superficie. También existen papeles hidrófugos desde 20 céntimos el metro, que son muy útiles para repeler la pintura.
¡Tú también manchas!
Raro será que no estés sucio (muy sucio) durante una reforma. Así que lo que pisas, tocas y rozas también se ensucia. Para evitarlo, protégete tú también con guantes y fundas para los zapatos.
Ciérrale el paso a la suciedad
En las reformas por estancia, no olvides sellar la entrada a las habitaciones que no se van a tocar. Eso evitará que se cuelen el polvo y la suciedad por debajo de la puerta y los resquicios del marco.
Hablando de puertas: mucho cuidado con ellas. Tienen varios elementos que pueden echarse a perder con la reforma. Así que, una vez selladas, no olvides retirar o cubrir los picaportes y tiradores para que también estén protegidos.
La suciedad es más lista de lo que piensas. No solo entra por el lugar más obvio (puertas y ventanas). Busca su camino a través de conductos de aire y climatización. Así que cubre los aparatos de aire acondicionado y radiadores si no quieres enfrentarte a una limpieza profunda después.
Limpieza dentro… y fuera de la vivienda
Si estás trabajando en una vivienda unifamiliar, quizás tengas la suerte de contar con un almacén temporal en el garaje o el jardín de la propiedad. Ahí podrás dejar los materiales y herramientas de obra si no quieres cargarlos y descargarlos todos los días en tu vehículo. ¡Pero cuida de estos espacios para que tu cliente pueda seguir disfrutando de ellos!
Ahora bien, si los trabajos se desarrollan en un bloque de edificios, no tendrás esa suerte. Cuida el ascensor, la escalera, los rellanos y todas las zonas de la comunidad. Puedes causarle problemas a tu cliente con sus vecinos si no lo haces.
Alternativas a la obra tradicional
Si tu cliente quiere darle un lavado de cara a su casa pero le echa para atrás el tema de la suciedad, ¡no te resignes a perder el trabajo! Proponle una reforma en seco.
Existen materiales ya acabados y fáciles de colocar que no necesitan obras ni pringues. Tabiques decorativos, techos en plancha, revestimientos listos para colocar en el suelo y otros elementos diseñados para clavar, atornillar o pegar sin mayor complicación.
Estos consejos son todo lo que necesitas para rematar un trabajo limpio y profesional, satisfacer a tus clientes y conseguir recomendaciones para futuros trabajos. Muéstranos cómo los pones en práctica en nuestras redes sociales:
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