Seguro que alguna vez has querido hacer una reforma de algún tipo en tu hogar, y ya fuera más o menos gorda, te habrás planteado el: ¿Cuándo es mejor hacerla, tirando más hacia invierno o hacia verano?
Y sí, sabemos que nos suele costar mucho decidir cuál sería esa ocasión ideal para ponernos manos a la obra, ya que el momento perfecto no existe. Algunas veces se puede deber a la situación económica y otras al hecho de que, aunque se trate de una pequeña reforma, lo más seguro es que suponga algún tipo de cambio en nuestra cotidianidad.
Por eso mismo, dejando a un lado los factores personales de cada uno, vamos a ver cuál sería el mejor momento para iniciar esa reforma y porqué.
Reformas en verano
Solemos tender a pensar: mejor para verano, cuando haga buen tiempo. Pero antes de tirarnos a la piscina, debemos poner sobre la mesa todas las cartas para ver los pros y los contras que esto supone.
Como ventajas podríamos decir que al pasar menos tiempo en casa nos rompería menos la rutina. Solemos tener menos prisa, ya que hay una alta probabilidad de encontrarnos de vacaciones, aunque sea por unos días. Pero la realidad es que, al igual que nosotros estamos de vacaciones, los obreros y aquellos profesionales que necesitamos para llevar a cabo la reforma, es posible que también lo estén.
Y lo mismo sucede con el Ayuntamiento si necesitamos algún tipo de licencia o permiso especial.
A esto se le sumaría el que también en estas fechas hay un menor stock de los materiales por el mismo motivo ya mencionado, por lo que, entre unas cosas y otras, se ralentizaría todo el proceso.
Otro aspecto también muy importante a tener en cuenta, son los materiales que se fueran a utilizar, por ejemplo, en el caso de la pintura, el yeso, el barniz o el cemento, se secan mucho peor con el calor llegando a generar grietas.
Por lo que, si tu vivienda se sitúa en un sitio muy caluroso, sería mejor evitar realizar esta reforma en los meses de verano, sobre todo si se trata de una obra en el exterior, ya que también el excesivo calor dificulta el trabajo de los profesionales.
Reformas en invierno
Al igual que verano, el invierno también tiene sus puntos fuertes y débiles. El inicio del año, desde el 8 de enero aproximadamente hasta el 15 de julio, es la época que más puntos a favor tiene para realizar una reforma. Esto se debe a las condiciones climatológicas y la mayor disponibilidad de profesionales así como de materiales de obra.
Lo ideal es tratar de buscar el periodo que menos lluvias tenga. De esta forma, todo se secará más rápido y se evitará tener que parar la obra cada dos por tres porque algo se pueda estropear.
Esta época es ideal porque las temperaturas y el viento permiten verificar cómo de bueno es el aislamiento del hogar y si hubiera algún tipo de grieta o desperfecto en ventanas o paredes.
También se podrá comprobar la cantidad de luz natural que entra a la casa, puesto que en los meses de invierno es cuando hay una menor incidencia lumínica.
Aunque la primavera también es una muy buena opción. El justo calor y poca humedad de esta estación, hace que los secados sean más rápidos y exitosos. Los meses perfectos para pintar, realizar instalaciones eléctricas, modificar tabiques o reformar alguna zona de la casa entre otros, son los meses de mayo y junio.
Reformas según la antigüedad de la vivienda
Con el paso de los años, queramos que no, nuestra vivienda se va desgastando y va necesitando pequeños arreglillos:
- Entre 5 – 10 años: plantearnos una redecoración y una nueva mano de pintura.
- Entre 10 – 15 años: un cambio de suelo.
- Entre 15 – 20 años: una reforma de baños y cocina.
- Entre 30 – 40 años: unas ventanas nuevas que aíslen bien.
- Más de 40 años: un cambio en las instalaciones. Los fallitos se empiezan a dejar ver.
Esperamos haberte podido aclarar alguna de tus dudas sobre qué momento elegir para comenzar una reforma. Si tienes alguna otra duda más puedes ponerte en contacto con nosotros desde nuestra página web. ¡Te ayudamos a conseguir la reforma que quieres!