Verano

Abierto por vacaciones: Las ventajas de no cerrar en agosto


El titular de un artículo publicado por El País el 28 de julio de 1985 decía “En agosto se paraliza más del 62% de la actividad en España”. ¡El 62%!

Sin embargo, a día de hoy, pasados ya 36 años de la publicación de esa noticia, las cosas han cambiado mucho.

Según un informe elaborado por la firma de servicios de auditoría, consultoría y asesoramiento Grant Thornton en 2016, ese porcentaje se había reducido hasta el 18% en la mayoría de los casos (56%) debido a la reducción en la demanda de los servicios que ofrecen.

Sin embargo, por mucho que se haya avanzado en el escalonamiento de los meses vacacionales, todavía hay muchas personas que siguen considerando agosto como el mes clave para descansar, sobre todo en comparación con países del entorno.

Ahora bien, una vez conocidas las cifras generales, conviene matizar que, evidentemente hay muchas diferencias entre distintos sectores de actividad y áreas geográficas.

Hablando en plata y para ir centrándonos en el sector de las reformas. Si tu empresa se encuentra en una zona habitual de veraneo no hay nada de este artículo que vaya a descubrirte lo que tú ya sabes: que con la llegada del buen tiempo son miles y miles las segundas viviendas que vuelven a estar ocupadas.

Y ahí vaya que hay trabajo, tanto por todos esos desperfectos que sufren las viviendas vacías en invierno por falta de mantenimiento y que dan “la bienvenida” a los inquilinos estivales a su llegada, como por aquellas otras obras y reformas que precisamente tiene que hacerse cuando los propietarios de esas segundas viviendas están allí para abrir la puerta.

Vamos, nada que tu calculadora o tu hoja de cálculo no te lleven diciendo ya desde hace varios años.

Por eso en este artículo queremos centrarnos en las ventajas de mantener una empresa de reformas y reparaciones abierta en la ciudad. Esa que parece casi desierta durante el mes de agosto pero en la que a nada que se rasca un poco la superficie pueden salir a relucir interesantes oportunidades de negocio.

Aquí tienes 5 buenas razones para no cerrar en agosto.

1. Hay menos competencia… y más oportunidades

Como ya hemos mencionado al principio del presente artículo ahora son muchas menos las empresas que cierran por vacaciones. Y eso tiene dos ramificaciones a analizar:

Por un lado, significa que en las ciudades al contrario de lo que pasaba hace años, sí hay buen número de potenciales clientes que podrían necesitar una reparación o estarían dispuestos a realizar una reforma en agosto.

Por otro lado, que hay un 18% de empresas que siguen cerrando, en su mayoría de tamaño pequeño y mediano, significa menos competencia.

Esto puede suponer una excelente oportunidad para llegar a nuevos clientes y llamar a puertas que generalmente quizás estarían cerradas, pero que ahora puede que se abran con mayor facilidad si su proveedor habitual es de los que sí cierra en agosto.

Y una vez que tienes abierta la puerta, despenderá solo de ti hacer un buen trabajo que el cliente agradezca, habiendo amplias posibilidades de que vuelva a contar contigo si después del verano le surge alguna otra necesidad.

2. Gana nuevos clientes y… ¡fidelízalos!

De la misma forma que para ti es beneficioso mantener la persiana abierta mientras la competencia cierra, para ellos será beneficioso lo contrario. Es decir, que seas tú el que cierres y sean ellos los que aprovechen todas las oportunidades que hemos descrito en el punto anterior.

Tus nuevos clientes recordarán para siempre que fuiste el único que le pudiste ayudar en vacaciones y serás el primero que aparezca en su cabeza cuando le surjan nuevos proyectos.

3. Al cerrar los ingresos se reducen a cero. Pero los gastos…

El alquiler del local, los seguros de los vehículos, consumos como la luz, el agua o internet, cuotas de autónomos o de la seguridad social… el hecho de que un negocio esté cerrado, no significa que los gastos también desparezcan como por arte de magia.

Y sin ningún ingreso con lo que compensarlos durante los días o semanas de cierre…

Por eso, aunque la actividad se reduzca, mantenerse abierto puede ayudar a generar ingresos, por pocos que sean, para que no todo caiga durante ese mes en la columna roja de gastos.

Además, romper con una tónica de ingresos constantes, aunque sea por decisión propia, suele conllevar que a la vuelta -aunque sea de forma inconsciente- se intensifique la sensación de necesidad de conseguir nuevos proyectos con la dedicación de tiempo y el desgaste psicológico que ello implica.

4. Evitar el estrés postvacacional

Evidentemente, si tú eres el único trabajador de tu empresa, no hay otra: cuando no estés, la empresa estará cerrada. Pero si hay varias personas por puesto, el no cerrar mantiene la empresa dinámica y activa, sin esa sensación de tener que arrancar de cero que puede darse tras unas semanas de absoluto parón.

5. ¿Y lo bien que se trabaja en agosto?

 Vale, sí, hace calor peeeeeeero… ¿Y lo bien que se vive cuando hay poco tráfico y muchos más sitios disponibles para aparcar? Además, por la propia dinámica del mes, la gente suele estar más relajada y el estrés del día a día es menor. Con menos carga de trabajo, en los ratos libres (que por otro lado ojalá sean pocos) puedes aprovechar para ordenar o llevar a cabo esa limpieza para la que nunca encuentras tiempo. Y por último, el buen tiempo y las numerosas horas de luz de agosto invitan a llenar de actividad el tiempo de después del trabajo con lo que el día se acaba aprovechando mucho más.

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¡Felices vacaciones… o no!

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