Facility Management

Reformas que necesitas realizar en tu hogar para ahorrar (II)


¡Por fin hemos vencido al mes de Enero!

Ha sido largo y lento, como cada año, pero hemos aprendido muchas cosas con él.

Como, por ejemplo, que podemos ahorrar en nuestro hogar realizando una reforma.

Sin embargo, el frío, la nieve y la lluvia son mucho más duros durante el mes de febrero, por lo que – pese a que has dejado atrás la temida cuesta de enero- tu consumo energético de este mes va a dispararse por las nubes.

Por eso, continuamos con la segunda parte del blog de la semana pasada, en la que intentaremos ayudaros a reformar vuestro hogar para que sea más eficiente a nivel energético y no os duelan tanto las facturas.

Termostato y caldera de condensación

 Salvo que pienses pasarte el mes de febrero revolcándote por charcos y haciendo lavadoras, un 70% del gasto de tu factura energética de este mes se va a ir directa a la calefacción.

Y es lo más natural.

Con el frío que hace ahí fuera y “cabaret de fenómenos meteorológicos” al que estamos asistiendo desde que empezó el invierno, es imposible plantarle cara al invierno con unos calcetines calentitos, una mantita y una sopa de pollo.

No, no.

Pero tampoco vas a poder hacerlo sin un termostato.

(¡Ojo! Solo necesitas realizar una obra sencilla para instalar uno en casa)

¿Por qué necesitas termostato?

Para poder programar la temperatura.

Te lo explicamos más extendidamente para que nos entiendas.

Tu consumo de calefacción actual:

Sales de trabajar, coges el metro a casa, llegas al Polo Norte, te quitas el abrigo y enciendes la calefacción a la máxima potencia de manera manual. Pasan entre 20 y 30 minutos hasta que se empieza a notar y 1 hora hasta que las placas de hielo que recubren tus paredes te permiten ver de nuevo tus cosas.

Te vas a la cama y, obviamente, apagas manualmente la calefacción.

Te despiertas de nuevo congelado, y la enciendes 10 minutos mientras desayunas pero la vuelves a apagar sin haber percibido su efecto.

Tu consumo de calefacción ideal. El que te proponemos.

Antes de salir de la oficina enciendes la calefacción desde el móvil a una temperatura suave, de unos 21º, llegas a casa y disfrutas de ella hasta que te metes a la cama.

Hacia la 1 de la madrugada, la calefacción se apaga sola (tal y como la has programado), para encenderse de nuevo a las 6 de la mañana y recibirte con un cálido abrazo.

¿De veras pensabas que el termostato era solo un mando a distancia para regular la temperatura de los radiadores?

Ahora ya sabes que no.

Al otro extremo del termostato, siguiendo su cableado a través del interior de tu casa, encontramos tu caldera: el verdadero corazón del calor de tu casa.

Si tu caldera es antigua, tienes que renovarla.

Vamos a repetirlo porque creemos que es importante poner aún más énfasis en ello.

Si tu caldera es antigua, tienes que renovarla.

Y aprovechar para instalar una nueva caldera de condensación.

Este tipo de instalaciones proporcionan un mayor rendimiento ya que aprovechan gran parte del calor desprendido por el vapor de agua durante la combustión, y lo reintroducen en el sistema.

Esta tecnología tan sencilla de explicar, reduce en hasta un 30% tu consumo de gas, y por tanto, es más respetuosa con el medioambiente.

Es un win-win tanto para ti como para el planeta.

Electrodomésticos clase triple A

Si has leído alguno de nuestros blogs anteriores y tienes planeado realizar una reforma completa o parcial de la cocina, te recomendamos que consideres la opción de instalar electrodomésticos A+, A++ y A+++.

Como ya habrás observado, tienen un precio algo más elevado en el mercado.

Y seguirán teniéndolo durante mucho tiempo.

Esta pegatina tan llamativa que acompaña a lavavajillas, frigoríficos, hornos y lavadoras nos indica que su consumo es mucho más reducido respecto al que nos tienen acostumbrados otros productos de línea blanca.

Ahorra hasta un 30% cada vez que los utilices.

Es importante además, que a la hora de organizar la nueva disposición de estos electrodomésticos, mantengas alejados los que emiten calor – como lavadora, horno y secadora – de los que generan frío, es decir, la nevera y el frigorífico.

 Placas solares

¿Te imaginas una casa que pudiera generar su propia energía “cosechando”, de manera independiente y autónoma, los rayos solares?

Si te parece una utopía, es porque aún sigue siéndolo.

Y es que pese a que el Sol nos ha acompañado desde los primeros tiempos de la Humanidad, aún no hemos sido capaces de desarrollar la tecnología necesaria para abastecernos únicamente de este tipo de fuente energética.

El potencial de las placas solares deja mucho que desear. Es verdad.

Pero lo que sí pueden hacer hoy por ti es calentar el agua que utilizas.

 “Qué uso más ridículo para una tecnología que podría haber salvado al planeta”, te estarás diciendo.

Los pequeños actos, sumados todos en conjunto, pueden llegar a ser muy grandes. Sobre todo, ahorrándote dinero en tu factura de la luz.

¿Estás pensando en realizar una reforma de hogar para ahorrar dinero en tu factura energética? ¡Empieza a ahorrar desde la reforma!

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